COMO SE ORIGINARON LAS MUJERES

Dear PINK’s

La accesibilidad a la literatura mundial depende en cien por ciento de individualidad y pasión de traductores / eruditas. Es algo que nos se puede planear – es pura suerte. En Polonia la tuvimos gracias al necio de Robert Stiller – maravilloso traductor, políglota y erudita quien nos regalo increíbles adaptaciones de “Gilgamesh”, “Krymhilda” y decenas de otros libros. Conocí su trabajo siendo todavía muy nino – mi abuelo me regalo a la edad de seis anos sus libro con cuentos de polinesia titulado “El Barco vuelto piedra” Así empezó mi aventura. A pesar de que luego vinieron muchos otros libros el favoritos sigue siendo un libro de cuentos islenos – “La hija de Largosdientes” Uno de los cuentos publicados en el: “Como se originaron las mujeres” tuvo particular impacto en mi recién naciente conciencia de la sensualidad. Abajo mi traducción aprobada por el autor. Disfruten 🙂

PS: disculpen la falta de “n” espanola – es el problema de mi servidor polaco.

PINK NOT DEAD!

maurycy

Como se originaron las mujeres

(Uapou)

Al principio todas las flores fueran bellas mujeres. No vestían taparrabos, no tenían ni ojos, ni cabello, manos ni piernas. Solamente tenían lo mas importante y esto fue la flor.

Nada marchitaba entonces. Nada moría.
Hombres no recogían las flores ni por el olor, ni para adorno. Ninguno los llevaba. Porque se avergonzaría.
Solo uno de los hombres no conocía el pudor. Se llamaba Koikoi. Fue el marido de todas las flores.
Otros no las notaban. Crecían y ya. Ellos percibían solo el sol, que esta caliente, palmaras, que dan cocos buenos para comer, y por fin peces, los cuales huyen tan ágilmente que si el ojo no estará atento, la boca tampoco probara nunca su carne. Entonces empezaron notar también el brillo del agua, sombras sobre fondo arenoso y varillas aptas para los arpones. Pero para que las flores?
Hasta que Koikoi primero noto su belleza.
Estaba acostado, lleno y miraba. Quisiera comer algo mas, por su placer, no por hambre, pero ya no tenia mas espacio en la panza. También se sentía pleno y fuerza masculina le brotaba hacia afuera. Miro y noto cosas que todavía no ha visto. Rojas y abiertas crecían sobre árboles. No tenia nada que hacer y se le antojo aproximarse a ellas.
Toco con la mano. Agarro entre dientes. Acerco la oreja.
Todo esto no bastaba. Se sentía lejano de ellas.
Así probándolas y probándose a si mismo encontró finalmente manera propia.
Desde entonces sabia Koikoi que hacer con esto. El mundo le gustaba mucho mas que antes. Cuando quería avance, podía hacerlo sin obstáculos.
Otros veían. Se avergonzaron.
Empezaron a taparse.
Sobre todo en la noche tenia Koikoi asunto con mujeres en forma de flores. Cual otra cosa se puede hacer cuando el sueno no llega y no se ve nada?
Despertaba feliz.
Y los mujeres estaban agradecidas y todavía embellecían. Apresuradas florecían cada vez mas, con tal de pronto, con tal de desenvolverse del botón y ya tener marido.
Levantaban su hermosura para que las notara.
Por esto hay tantas mujeres aun que bastaría una para varios hombres. Y por esto son tan bellas.
Poco a poco empezaron a envidiarle.
Finalmente uno de los hombres, nombrado Hao, vino pasar la noche en la vivienda de Koikoi, para enterarse, como se hace.
Koikoi quería hacerle broma. Para cubrirse le dio flores de un árbol, las cuales se abren y caen cuando sol se levanta. Además le aviso que no se duerma. Pero a este finalmente le gano el sueno y no vio nada. Estaba dormido cuando el sol se levanto. En aquel entonces las flores se abrieron y desprendieron. Despertado por su tacto Hao se vio, se avergonzó terriblemente y huyo entre arbustos, para que las flores no lo vieran en este estado.
Mujeres.
Koikoi se reía de esto y presumía que el solo es marido de todas las flores.
Hasta que se agoto.
Le falto fuerzas. Encantado con las flores aprendía marchitar. Finalmente palideció, encaneció y cayo en la tierra.
Murió de amor.
Entonces las flores, incluso las que no toco, marchitaron y cayeron de pena por su marido. Antes las flores morían solo de las caricias.
Cuando murió Koikoi, Hao, quien siempre meditaba sobre esto, fue el primero en atreverse. Recordaba su despertar. Deseaba y temía. Por fin escogió una flor grande y bella, de las que se desarrollaron ya después de la muerte de aquel. De nuevo estaban en abundancia, porque florecían sin saber de que Koikoi se fue.
Y deseaban el marido.
Hao se acostó en la noche con esta flor. Se la puso encima.
Cuando despertó todo fue mas bello.
Otros por curiosidad empezaron hacer lo mismo. Unos siempre estaban avergonzados, otros ya perdieron la pena. Unos lo hacían abiertamente, de día, en plena sol, otros mas que nada en la noche, unos bajo la mirada de mujeres-flores, otros a escondidas. Muchos empezaron a adornarse con las flores y sentir su olor. Desde entonces ya no había hombres adversos a las flores. Ni flor sin marido.
Y las mujeres también entendieron que no solo Koikoi podía alegrarlas.
Se multiplicaban y embellecían. Ahora para otros.
Y obviamente todos morían. Vale la pena? Nadie ya escogería vida eterna.
Después de las flores se procrearon hijos de estos hombres. Primero tenían de sus padres pestanas o labios, todavía crecían de semillas, florecían en los árboles, finalmente aparecieron dedos, manos y ojos. Flores miraban y agarraban. Hasta que bajaran de los árboles. Así nacieron mujeres como las conocemos hoy, muy parecidas a nosotros pero distintas.
Quien se fija va a notar en ellas mucho de la flor. No todo cambio!
Y nosotros las tratamos casi igual como atano el Koikoi.

Robert Stiller Hija de Largosdientes
Cuentos de polinesia y otros para los adultos


trad. Maurycy Gomulicki