“El mundo no es color de rosa” se advierte a alguien que pretende ser demasiado feliz, o demasiado optimista. A alguien ingenuo que no quiere aceptar que en el mundo haya también dolor, grises, azules, verdes (ni siquiera amarillos) y que solo quiere rosa en su vida, quedando implícito en la frase que rosa es lo más dulce y agradable que existe (lo cual por cierto es ya un gran mérito del rosa (?cómo lo obtuvo?).
Pero cabe preguntarse, ?porque es tan reprochable ese deseo?:
1. Porque no es posible y te puedes frustrar
2. Porque no es responsable con los demás
3. Porque te pierdes de la riqueza de los otros colores.
3. Ayer consumí un éxtasis con mi mujer y nos fuimos a un spa con agua calientita.
Todo era delicioso, había una plenitud del 110%, cada cosa que hacía era perfecta; no había necesidad o deseo de nada más. Le di besos continuos mientras la paseaba por el agua, abrazándola. Luego ella me llevaba y me besaba. Luego retenía la respiración y sumergía la cabeza en el agua (tenía gogles) buscando al cosmos y encontrándolo.
En ese momento tenía claro que no necesitaba de los otros colores, de las otras sensaciones, del dolor. Que no me perdía de nada muy valioso o importante sin ellos. (que nada era importante!). Hoy, ya sin el efecto, sigo de acuerdo con eso, así que yo digo que 3 no.
2. “Gozar mucho es irresponsable” eso es algo que nadie dice pero todos sabemos. “Hay que estar informados, hay muchos problemas en el mundo” y si no los podemos arreglar (no podemos) al menos podemos sufrir. Además hay que estar siempre dispuestos a sacrificarse por el ‘bien común’ (el cual casualmente siempre beneficia a los sistemas de control del momento, religión, nación, familia, etc.)
Con la experiencia sin embargo, nos vamos dando cuenta que entre más feliz uno es mejor le hace a los demás, entre más egoísta (bien entendido) resulta más altruista. Es una curiosa cualidad del cosmos. Así pues, 2 no.
(Es prudente, por cierto, procurar sacudírselo afirmando “No gozar es mala onda con los demás”).
1. Simplemente no se puede vivir todo el tiempo en un mundo rosa. Pues eso si que es cierto, o al menos no esta nada fácil (yo no puedo). La plenitud del éxtasis se va y vuelven los vacíos y las sombras. Por lo tanto 1 sí.
Sin embargo…
Si aunque sea imposible (por lo pronto), es deseable (mmh, ?te tomarías un éxtasis que dure 100 a?os?), entonces cabría preguntarse si se vuelve más factible, si nos acercamos más a ello, buscándolo o no buscándolo. Pretendiendo o conformándonos.
Veamos, para pretenderlo hay 3 posibilidades:
a. Mejorar el mundo
b. Verlo mejor
c. Al efectuar b, ocurre a (ver punto 2 arriba)
?Como lograr b pues (ya que de eso depende c y por tanto a)?
Después del spa me tome un masaje de relajación con Montse. Ella estaba un poco triste por la muerte reciente de su padre. Le pregunté cual era su teoría personal sobre la muerte. No supo que responder y no parecía ver en que podría ayudar eso. Así fué como le expliqué mi teoría del Ontologismo Voluntario o ?Como ver el mundo color de Rosa?
Paralelo a la experiencia del vivir, hay un espacio virtual con el que viajamos por la vida, una especie de bóveda celeste espiritual, moral y cultural en cuyo escenario se desarrollan nuestras proyecciones hacia el futuro, y que nos ayuda (dirige) a tomar decisiones. En ella hay mitos, historias, normas, dichos, miedos, culpas, verguenzas, etc. Puede ir continuamente cambiando pero siempre conserva una estructura oficial normativa.
Para sustituir esa ontología legada, es necesario ir desarrollando creativamente una ontología virtual personal, poblada exclusivamente de entidades buenas disenadas para beneficio propio. Por supuesto, no todo lo ha de inventar uno, se puede adoptar ideas ajenas siempre que nos convenga.
El primer paso para ello es comprender (posmodernum) que La Verdad no existe, que en realidad hay múltiples realidades, que la sustancia del cosmos es infinitamente compleja y flexible, y en última instancia ninguna, el vacío. Un vacío ontológico que si no es llenado por uno mismo, será llenado por la ontología mediocre que heredamos.
Además, incluso si La Verdad existe, ésta tendría que ser la mejor (no hace sentido una Verdad deficiente); y la mejor, ya lo sabemos, es la rosa.
Por ejemplo, en mi ontología personal actual, el mundo es color de rosa. Desde el rojo pasional del Diablo, continuamente ebrio e invitando a exitantes juegos sexuales, hasta el blanco tranquilo de los dioses (un solo dios se sentía muy solo), siempre buscando como mejorar al cosmos para que me guste más y sea yo más feliz. La vida me ama cada vez más. Después de la muerte nos espera algo aún mejor. No me la creo del todo, pero sí cada vez más.
Al creer (verbo activo) en ella (toma tiempo y disciplina) esta se vuelve real, no solo para mi, sino para mi cosmos. En este cosmos, cada quién tiene su propio cosmos y eso no causa ninguna contradicción. Así es su arquitectura, tal como hay gravedad y diversidad, así también hay la muy agradecida y poco aprovechada posibilidad del Voluntarismo Ontológico, que dice (digo (dice el cosmos)): Si Quieres, Lo que Quieres, Es.
Manana fui a la óptica y me compré unos lentes nuevos, en mi óptica se puede elegir el color exacto de los cristales. Yo lo pedí Doble Rosa. Con ellos veré el mundo mucho mas homogéneo, menos contrastado, pero, si logro notar lo bonito que está, ?para que necesito contrastes?, ?para que necesito el todo si con la parte me siento mas pleno? Me recosté en el pasto y vi el cielo y las nubes, con diversos tonos de rosa bellísimos. Dame tu mano preciosa. Gracias.
Zury Asse, Barcelona 2005